Para aquel que se acerque a la poesía con curiosidad, pensando en que es algo de otro tiempo, completamente inútil en el mundo actual, diré que para mí la poesía está en una forma especial de mirar y no sólo en el poema, aunque este es su más común expresión a través de los tiempos.
Desde mi propia experiencia como poeta y lector de poesía sé que hay tantos modos de entender el poema como poetas y lectores.
Esto no es decir gran cosa, lo sé, pero desde mi modesta opinión es así.
El poema es una atmósfera que el poeta crea parta dar cauce al sentimiento poético que él sintió y que alteró su emotividad. Con el poema el poeta propone, a aquel que al poema se acerca, un juego en el que descubra en él mismo ese sentimiento creador y lo haga suyo. Es lo que conocemos como universalidad del poema.
Cada poeta tiene sus propias claves, su estilo para conseguir que la trasmisión funcione. Unos, utilizando un lenguaje cargado de símbolos, imágenes sugerentes y lúcidas metáforas, te van encaminando por una senda de sensaciones hacia un despertar emotivo en una especie de embriaguez de ritmo y de palabras.
Otros en la certera y sencilla expresión de un verso directo y limpio encuentran la herramienta apropiada que desenlaza la conexión entre el discurso poético y el lector.
Tanto unos como otros son válidos siempre y cuando el poema funcione tanto emotiva como técnicamente.
La poesía propone espejos en los que uno pueda verse reflejado, y haga aflorar con sutileza nuestros propios sentimientos, nuestros sueños, y nuestros fantasmas. Actúa como un resorte que pone en marcha lo que constituyen el patrimonio emocional de nuestra experiencia vital. La poesía nos conduce por un cauce de aguas bravas de emotividad hacia el remanso de nosotros mismos.
Como lector nunca me acerco a un poema con una actitud reflexiva. Siempre procuro dejarme llevar por donde su mundo onírico me propone, embrujado por su ritmo, su tempo, y sus silencios, y por la vibración que producen sus palabras ( las palabras son para el poema lo que las pinceladas para el cuadro, o las notas para la música) . Lo leo oyéndolo, esforzándome en conseguir el sentido y la cadencia que el poeta ideó para descubrir en mí sus juegos de luz y sombra.
A veces sólo un verso, o una pequeña estrofa demoledora justifican todo un poema, y me muestran un camino de desnudez y asombro donde me reconozco. Entonces sé que mereció la pena haber escogido aquel pequeño libro entre los de mi biblioteca, y que la poesía, como gema rara y valiosa de la literatura, tiene su verdadera utilidad.
por: Juan Carlos Gómez Rodríguez
Buenos días Juan Carlos:
ResponderEliminarTu exposición sobre el poema sería válida para mis cuñados, ya que les dí a leer hace unos días un poema (ganador en un certamen de Azuqueca de Henares) que me mandó por e-mail nuestra querida poeta asturiana Yose y no entendían nada, porque no son de letras, porque no les gusta la poesía...
Coincido contigo en todo. Olvido García Valdés (seguimos con poetas asturianas) en su libro "Esa polilla que delante de mí revolotea" deja unas anotaciones acerca de cómo trabaja la escritura en los poemas. La alteración de la emotividad a la que haces referencia, que ella define "pensamiento perceptivo, intuitivo, lacónico y sensorial..."es el germen, la roca que hay que esculpir mediante la técnica. Olvido nos muestra cómo:
.- Suprimir imágenes o nexos innecesarios: (Decir lo menos posible)
.- Ahondar en lo rítmico...
Como bien dices "no hay que acercarse a un poema con actitud reflexiva" y sigo con Olvido García que coincide exponiendo "Si todo arte de decir es un arte retórico, enfermedad por enfermedad (pues la poética es lengua con enfermedad reflexiva) prefiero la anorexia. Sin embargo, ama los poderes de la descripción, el poder poético de la prosa de los naturalistas antiguos".
La poesía no es de otro tiempo. Eso lo puede decir alguien que tenga un vago conocimiento de lo que lee.
Muy buen post. Espero dar una vuelta por el Paseo de Begoña algún día de estos.
Un abrazo,
Ignacio.
Gracias Ignacio por tu atenta lectura.
ResponderEliminarUn abrazo