martes, 28 de diciembre de 2010



Francisco Álvarez Velasco nos entrega este magnifico poemario del que dejo una muestra para que podamos disfrutar de su poesía elegante, serena y cuidada. Poetas como él no abundan en el panorama actual, en el que se aunan el dominio de la técnica y la palabra justa y la elegancia del verso acariciado e íntimo.
Todo un lujo para el lector de poesía
.





Ponerle un nombre a quien no habías visto

pero te llega en sueños

con todo su cansancio

y se parece a ti.



Darle un rostro, unos ojos,

oído, gusto, olfato, piel,

un cuerpo entero, en suma,

y ponerle la mano por el hombro.

Darle el agua y el pan

y enseñarle el camino

para empezar nuevamente la vida.



Con él sentir el tacto de la piedra

como una mano tibia

que te está convocando

y esperar con paciencia

a que le crezca el musgo

o una brizna de hierba.



Cerrar los ojos y apuñar la nieve

de la infancia.

O abrir mucho los ojos

y conducir el sol con un espejo

por la alta espadaña,

por los pozos más hondos.



Oler el sol, la paja, el barro, el agua

en los adobes del verano ardiente.

Morder el dulce cornezuelo.



Escuchar cómo afila tu padre

la cuchilla de la garlopa

y ahora brota la luz en las virutas.



Oler los trigos que segaste,

apretar con los dientes

la cuerda de los sacos

y oír el agua del molino

en la hogaza partida.

Oler la mano de tu madre

saliendo de la artesa.



Escuchar cómo

se diluye la noche por los nidos

y empiezan ya los pájaros.



Es un poema de Francisco Álvarez Velasco, de su libro Memoria de la sombra, Cáceres, Institución Cultural “El Brocense”, AbeZetario, 2010.

martes, 21 de diciembre de 2010

TIEMPOS EN FUGA

arde lo que ha ardido
ANGEL VALENTE


Por la senda de mis pensamientos
voy vaciando espacios
devorando
tiempos en fuga

viviendo

fugitivo
que al huir va quemando
las cenizas que ardieron

pero a dónde la huida
si huyo de mi mismo
hacia mi misma huella

domingo, 12 de diciembre de 2010

SIN VOZ LA DIGO

Escrito en New York en una madrugada fría desde un ventanal de una habitación de hotel


Ella no se demora
avanza sobre la madrugada
a pesar de nosotros

vibra en sus raíles y en su asfalto
en su cielo azul plomo de cristal
en la continua luz de sus ojos fijos
que miran a ventanas
en las secas arterias de sus subterráneos

vibra y ruge con acento neumático
mientras se despereza estirando sus árboles
sus vértebras de vidrio y de cemento
expandiendo la luz del nuevo día
hacia el punto en que acaba y donde crece

la miro desde aquí desde el insomnio
de este ventanal
/ cuarto alquilado/
donde descubro en ella
una piadosa faz de lágrimas barridas por el viento
sé que me espera
con esa mezcla extraña de amor y de derribo
con ese resplandor de lujo de esmeralda
con esa carne abierta de ruido y desmesura
con ese palpitar de escombro y de suburbio
con esa cara y cruz de sus brazos desnudos
pero yo me demoro
tomo un café despacio
me adentro en la nostalgia de un sueño que he perdido
preparo mi ritual de cada día
y apagando la luz sin voz la digo
¡ya voy! ¡ ya voy!
¡ya estoy adentro!