martes, 31 de diciembre de 2013


CRÓNICA DE INTENCIONES
(variaciones sobre el diario AS)

Queremos ganarlo todo


cien puntos serán suficientes ...
pero el galés sufre un golpe en el gemelo
mientras muestra su ambición

queros ganarlo todo

no más campanadas si no son de triunfo

¿crees que Ancelotti sabe lo que es el alcorconazo?

pero… podemos aspirar a todo mientras
luzcamos la equipación oficial
a ciento cincuenta euros

llegaron a un acuerdo múltiple para
conseguir un éxito económico
porque
queremos ganarlo todo
además
el presidente ha subrayado que
las instituciones le trasmiten
tranquilidad

mañana
darán la vida por la victoria
después
saldrán con sus coches flamantes en el telediario

 

lunes, 16 de diciembre de 2013


¿Y qué hay de tus sueños?

aquellos que sin vuelo se agostaron

los que sin luz cayeron

en el umbrío pozo del silencio

 

y qué de los que ahora

como moscas de alas inconcretas

sobrevuelan el cielo del deseo

 

en dónde han de posar sus patas frágiles

en qué lecho de fango

sumisos y sin fuerza

quedarán atrapados

 

la pregunta es un muro de lamentos

donde las grietas guardan las respuestas

que tu no quieres dar

en pequeños suspiros de papel

mientras sigues los pasos

que te marca la vida

miércoles, 4 de diciembre de 2013


PREGUNTAS A MI SOMBRA

 

Cosida a mi zapato le pregunto
¿quién eres?...
pues en tu oscura faz se esconde
aquello que no encuentro

resuenas en el eco de la noche
a la luz del farol de las preguntas
pero...
no oigo la respuesta

traes tras de ti la pertinaz melodía del silencio

 

martes, 3 de diciembre de 2013


SOMBRAS NOCTURNAS

 

 

para el cuadro de HOPPER

 

 

La noche se pasea en las cornisas

con la elegancia de un gato entre cristales

                   desciende canalones

hasta la noble faz de las fachadas

                                 se derrama

como amante insistente en el asfalto

 

solo un farol la hiere y delimita

una frágil frontera

que es la encrucijada del destino

 

no hay sonido en la luz mientras espío

por la ventana febril de los insomnios

 

en medio de la calle solo un hombre

con un eco metálico en sus pasos

camina decidido hacia una incógnita

 

 

 

martes, 26 de noviembre de 2013

TANKA DE OTOÑO

Abro los ojos

Los  árboles desnudos
muestran los nidos

Rayos tibios de sol
juegan entre las ramas


viernes, 8 de noviembre de 2013

 
 

Otra vez son las hojas del Otoño
las que hablan a mis pies con un crujiido

Me dicen con su rigida envoltura
que pronto ha de venir el tiempo frio

 

jueves, 31 de octubre de 2013


Atrévete a pasar el umbral de la luz 
la oscuridad
plagada de ignorancia
se  enreda por la espalda como hiedra cautiva.

Al empujar la puerta
el quejido del gozne
anunciará el principio 

viernes, 25 de octubre de 2013

HAIKU


Ando sin prisa
Un paso sigue al otro

La tarde tibia

viernes, 18 de octubre de 2013


dedicado a Alberasan




Como una llama
en el agua estancada
la luz del loto
 

jueves, 17 de octubre de 2013


                                                        dedicado a ANDRÉ CRUCHAGA



Sobre la rama del almendro desnudo
enjuaga sus colores con las gotas de lluvia
Sobre si mismo erguido
ve llagar el invierno

lunes, 14 de octubre de 2013


PIEL DE SALITRE 

 

Hoy contaré una historia que  no ha de serte ajena

con la voz desgarrada del blues de las nostalgias

 

no recuerdo su nombre              sólo sé que tenía

esa  emoción sanguínea de lo desconocido

y en su piel el salitre del  mar Mediterráneo

 

sinuosa  la Luna se veía en sus ojos

cuando decía mi  nombre de un modo diferente

y eran leves sus manos como jazmín en brisa

al posarse rendidas en mi espalda desnuda

              

con los ojos cerrados se acunaba en mi boca

y sus labios ardían como ascuas de Junio

en noche de solsticio

                 andábamos estrellas donde rompen las olas

sinfonía del agua por nuestra  piel desnuda

abrazados cual nudos

                                     lazándonos sin tregua

aprendiendo deprisa el idioma del tacto

 

se fue como se marchan las nubes tras la lluvia

casi sin hacer ruido

quizá con la promesa de una  lágrima joven

empapando el silencio  que un adiós profundiza

 

se quedó en cada beso que me trajo la vida

en todos los abrazos que apuñalan el pecho

en todas las caricias que aprendí en su frontera

en la lluvia de estrellas tras los ojos cerrados

 

martes, 1 de octubre de 2013

TRES POEMAS DEL POEMARIO: LUGAR DE MADUREZ


EL JARDÍN DEL INVIERNO                  
 
2

 

 Un rayo más de sol sale al encuentro

lleva en su calidez la mirada de un niño

se instala en su semblante con la fuerza

de la virginidad

 

le dona la esperanza

 

“ un rayo de sol es un regalo en el invierno

 

lo pide cada noche a las estrellas

él implora

para que con su brillo

            coqueto y grácil

hagan que  el astro muestre

su despliegue de luz con arrogancia

 

el sol            que trae la placidez al día

es como una caja musical que cuando se abre

nos devuelve a la calma de los sueños

 

 
                                   3

 

 

Lleva en él el destello

de tantas lejanías como estrellas

de tantos paraísos           Sol y Luna

que encuentra cuando mira lento al cielo

 
                                    4

 

 

Sueña el sueño de las cumbres

 

              quietud  cepillada por el viento

                                                              sembrada de nieve

 

sueña que otea horizontes

mientras inmóvil

hace manar la vida por sus poros de piedra

 

sueña que cuando se acuesta el cenit

con su carmesí aliento vuelve

al lugar de la aurora

             

sueña con el perfil de Itaca recortado en la noche

                

              

 

lunes, 23 de septiembre de 2013


EL HIJO PRODIGO

 

Hoy vuelve a casa por los rincones de la noche

es una larga travesía

en la que cada paso parece un parpadeo

 

partió de ella hace ya mucho tiempo

en busca de un por qué para poder volver

con el alma repleta de paisajes

 

pero su mente siempre

ha estado expuesta al olor del hogar

a sus ruidos comunes y al sabor de sus guisos

y ahora

que estuvo a la intemperie  quiere

amasarlos con manos de alfarero

 

va susurrando un alfabeto oculto y familiar

 

un códice quebrado por la hermandad perfecta entre emoción y

                                                                                              /olvido

 

la  noche martillea a través del pasado

 

sobre su silueta se cuelgan las distancias

 

y volver es un acto temerario y heroico  que se enreda

en cada grieta del recuerdo ya que sabe

que no podrá encontrar a aquellos que se fueron

 

sus caras y figuras son ya marcas confusas sobre las cartulinas

sus huellas sólo quedan atrapadas en polvo

 

él vuelve a despedirse

a constatar que fue parte de ellos

a reordenar los trazos de su vida

mientras el tren salta al vacío cada vez que él se pierde en el  reflejo azul

                                                                                        /de la ventana

 

después

despertará en el alba con la resaca de la noche entumecida

y volverá a ser libre con el sol

                  

jueves, 19 de septiembre de 2013

LA CABAÑA DEL ERMITAÑO


Como de costumbre salió de su cabaña cuando empezaba a clarear el día. El viejo ermitaño miró a la extensión que ante él se mostraba con un detenimiento especial, como si aquella fuera la última vez que contemplara aquel paisaje abrupto de árboles majestuosos y picos escarpados.
El día se despertaba claro para aquella época del años en la que solían abundar las nieblas, y una ligera brisa barría las nubes dejando que el sol calentara sus huesos. .Era como si la naturaleza quisiera ofrecerle un regalo en recompensa de tanto esfuerzo.
Hacía casi cuarenta años que el ermitaño había hecho una inscripción en una piedra de la pared de su cabaña con la fecha del día en que comenzó su personal aventura, mientras se conjuraba con  permanecer allí, en aquel lugar apartado de todo, hasta que consiguiera el fin que se había propuesto. Conseguir dominar su ego.
 
En otro tiempo había sido un hombre débil, que se dejaba llevar por los caprichos de la fantasía. Siempre en pos de satisfacer los deseos que le impedían saber quién era en realidad. Abandonado a la búsqueda de una felicidad que por lo efímera no le satisfacía.
Fue lo que se llama un hombre de éxito, que dejó innumerables enemigos a la vez que iba conquistando sus propósitos en una voraz carrera. Siempre necesitaba un nuevo reto que quemar, una nueva conquista que, cuando era conseguida, dejaba en su corazón un vacío difícil de llenar.
 
Cada día al salir el sol el ermitaño miraba la inscripción para renovar su juramento. Al principio fue un acto de voluntad el vivir en aquel lugar privado de comodidades, sabiendo que unos kilómetros más abajo podía disponer de todo lo que echaba de menos. Pero poco a poco, los deseos se fueron diluyendo, hasta el punto de que aún, aquellos pequeños privilegios que todavía tenía  llegaron a sobrarle, pero aún así, aquel hombre enjuto, acariciaba cada día la inscripción.
 
Como digo, hacía casi cuarenta años que vivía en aquella cresta olvidada. Solamente la visita cada tres meses de Lee,un hombre joven del pueblo del valle, ponían un poco de distracción a su quehacer cotidiano, que básicamente consistía, como decía él entre pequeñas risas cuando Lee le preguntaba, en no hacer nada.
Lee desde joven le aprovisionaba de un pequeño saco de arroz, otro más pequeño de sal, y de unas varas de incienso que los  habitantes del valle le ofrecían para que el hombre santo, como le llamaban, intercediera por ellos en sus rezos. Él recibía aquellos  presente con agradecimiento,  aunque los largos años de meditación y austeridad habían socavado sus necesidades.
 
 En aquella mañana había algo diferente. Parecía como si aquel paisaje tan cercano quisiera despedirse ante sus ojos cansados. Caminó hacia la piedra plana que desde el primer día le sirviera de asiento  al amparo de un majestuoso pino negro, y tomó la posición de loto, ahora tan adaptada a su cuerpo enflaquecido pero ágil a pesar de su edad. Hizo una respiración honda para tomar conciencia, y  entornando los ojos musitó mentalmente la oración que repetía cada vez que allí se sentaba: Me siento al amparo de tu benévola sombra, para recibir la determinación que otros tantos hermanos en el camino dejaron sobre esta piedra al pié de tus raíces, con la esperanza de que esta determinación sea renovada en aquél que ha de venir a buscarse a  tu sombra.
Después, lentamente su conciencia descendío hacia lo rotundo de la verdad, quedando en un estado de contemplación que desafiaba al tiempo.
 
Durante ese tiempo aparecieron todos sus fantasmas del pasado. Él los veía desde fuera, mientras, en vano, pretendían agitar su mente. El viejo ermitaño dominaba sus emociones hasta el punto de que estas carecían de la fuerza necesaria para desconcentrarle. Su mente ahora era como un espejo donde se reflejaban todas las pasiones, los miedos y los deseos que habían marcado su vida. Eran sólo reflejos de su antigua debilidad que ya no podían perturbarle, y una sensación de plenitud le recorrió el  cerebro. Cuando abrió los ojos ya casi había anochecido, y los árboles lucían sus siluetas compactas y oscuras. Entonces advirtió que  Lee le miraba desde la puerta de la cabaña no sin extrañeza. Él nunca había visto a aquel hombre resplandecer como ese día. Cuando llegó a media mañana con su pequeño cargamento le vio allí sentado como otras muchas veces, pero algo llamo su atención, algo sutil, como una voz interna que le dijera que algo inusual por fin estaba pasando. Era como si después de un largo camino cargado de penurias e inseguridades,  al salir de un recodo apareciera ante uno, con todo su esplendor, el prodigio reparador de la meta buscada.
El viejo miró a los ojos de Lee, y le tocó la frente. Su mirada era de comprensión y bondad, tan limpia como el agua que corría por el arroyo cercano, y entonces comprendió el por qué durante estos años, desde que era un adolescente, había emprendido cada tres meses el camino hasta la cabaña con su ligero cargamento sin que nadie se lo dijera, ni obligara.
El ermitaño entonces entro en la cabaña y miro a su alrededor observando cada rincón de esta austera estancia como para despedirse de aquello que había sido su mundo, después  salió, y sin decir palabra se adentró en el bosque en dirección al valle.
Lee le vio partir en silencio sin mirar atrás, y un sentido de determinación le recorrió todo su ser. Cogió una piedra puntiaguda y eligiendo una  de la fachada de la cabaña araño una fecha. Su fecha. La fecha en la que él comenzó su viaje. 

sábado, 14 de septiembre de 2013

DEL POEMARIO POETA DE BABEL


I

Traspasar los umbrales de la tinta

y construir cuartillas de futuro

compuertas que se abren al mañana

textos en clave de poesía

para ir más allá

donde la lucidez es sombra

y la sombra fulgor

cuerpo de sueños

onírica sustancia

que hay tras la realidad

 

e hilar su magia

                    duende sonoro en el renglón quebrado

en el paraíso

de luces y de sombras  donde se halla

la espina de la rosa

jueves, 5 de septiembre de 2013

DEL POEMARIO LUGAR DE MADUREZ


 

Un rayo más de sol sale al encuentro

lleva en su calidez la mirada de un niño

se instala en su semblante con la fuerza

de la virginidad

 

le dona la esperanza

 

“ un rayo de sol es un regalo en el invierno

 

lo pide cada noche a las estrellas

él implora

para que con su brillo

            coqueto y grácil

hagan que  el astro muestre

su despliegue de luz con arrogancia

 

el sol            que trae la placidez al día

es como una caja musical que cuando se abre

nos devuelve a la calma de los sueños

 

martes, 27 de agosto de 2013


 

Quizá volverán los penachos de luz a disipar la niebla

y los bancos se llenarán de hombres y mujeres al acecho

del círculo vital de las pequeñas flores que visten los parterres

 quizá

puede que sea mañana

 cuando todo esto sea un sueño

y se alzarán de nuevo las voces de los juegos

 y las promesas de amor eterno

entrelazando manos labios alientos

y encontraran un ligero rescoldo aquellos

que llevan en sus huesos gravado el límite del tiempo

 

hoy la niebla me dicta su poema desnudo

su aliento camuflado entre las ramas

vacías de verdor

su piel de húmedo reptil de siete colas

hoy

la niebla me anuncia

que ha de salir el sol después de todo.

 

 

 

lunes, 26 de agosto de 2013

La callejuela
con la luz amarilla
vela a la noche

El silencio resuena
en la piedra mojada.

viernes, 23 de agosto de 2013

LA JAULA VACÍA


El viejo Lee abrió de par en par la ventana de su pequeño cuarto como de costumbre. Era Noviembre, pero el frío había dado una pequeña tregua, y se mostraba templado en aquella mañana.
Lee era un hombre afable que toda su vida se había dedicado a fabricar pequeñas piezas de barro para uso común en un taller que ya heredara de su padre, pero el torpe pulso, y la casi total ceguera que desde hacía diez años tenía, le habían obligado a dejar de ejercer su oficio. No obstante, cada mañana le gustaba recorrer los cincuenta metros que separaban su humilde casa del taller, ahora utilizado por su sobrino Won al que, a falta de hijos, había trasmitido sus secretos en el arte de la alfarería.
 
El té humeaba aromático en la taza que tomaba para empezar su rutina diaria. Mientras bebía su té, Lee pensaba que parecía un buen día para disfrutar de su quehacer preferido; ir hasta el parque cercano a su casa con el petirrojo. Al viejo le gustaba oír el gorjeo  musical y agudo del pajarillo que un buen día apareció para instalarse en la jaula de bambú que permanecía colgada de un gancho en el patio de la alfarería con la puerta siempre abierta desde que su anterior habitante, un mirlo pardo de pecho blanco, apareciera muerto una tarde quince años atrás.
Aquel inquilino había logrado amortiguar la angustia que le produjo la aparición de la vejez, y su eterna acompañante, la ceguera, con su trinar alegre y metálico. Y por eso Lee  recorría el trecho empedrado del taller hasta el parque con su jaula siempre abierta en la mano sin vacilar apenas. Hiciera calor o frío el anciano y su pajarillo no faltaban a su cita con la naturaleza.
Una vez allí, rodeado de árboles centenarios, Lee encontraba a otros compañeros como él amantes de los pájaros. Todos iban apareciendo con sus pequeñas jaulas y sus aves, a cual más exótica, en la plaza jalonada de bancos de piedra tallados desde un tiempo que se perdía en la memoria. Entonces comenzaba el estruendo: multitud de diferentes trinos cubrían el espacio, parecía como si las aves, que habían permanecido calladas durante el trayecto, se pusieran de acuerdo para elevar su canto, compitiendo unas con otras para hacer deleite de sus cuidadores.
 
Todos competían entre sí, discutiendo ruidosamente sobre las cualidades de sus respectivos pájaros; sus plumajes, sus vivos colores, sus cantos diáfanos… pero en lo que todos estaban de acuerdo era en alabar al pequeño petirrojo que cantaba de un modo nunca oído desde su jaula siempre abierta. El pajarillo de cuando en cuando salía en un vuelo grácil y vivaz mientras su trino apagaba el trino de los demás compañeros de concierto, y en esos vuelos se iba posando en otras jaulas, o en los hombros y cabezas de los cuidadores que allí se reunían, o en los brazos de las personas que a esa hora hacían tai chi con lentos movimentos en la explanada cercana, provocando la risa de todos.
 
¡Que suerte tienes Lee! le decían sus compañeros del parque. Yo me he gastado una fortuna en este colibrí de raro plumaje, pero no puede competir con la alegría de tu petirrojo.
Así uno tras otro alababan la suerte del viejo Lee, y este se encogía de hombros asintiendo con la cabeza.
Sí, este pequeño ser ha venido a llenar mi soledad ahora que más lo necesito, y ha convertido este invierno en primavera, comentaba socarrón a sus compañeros, mientras el petirrojo revoloteaba a su antojo, hasta que el viejo Lee se levantaba, y entonces, el pájaro, aparecía veloz para meterse en la jaula.
 
Así los días iban pasando hasta que uno, cuando Lee se levantó para emprender el camino de vuelta, ya la mañana vencida, el petirrojo no apareció.
Lee esperó allí, de pie, con la pequeña jaula en la temblorosa mano, a que el amigo volador llegara, pero fue en vano.
Ya caía la tarde cuando, preocupado, apareció Won en el parque buscando a su tío.
¿Por qué no has venido al medio día? Hemos ido a tu casa y no estabas. Te buscamos por la taberna, y nadie nos ha dado razón. Por último te encuentro aquí, en el sitio al que debí venir primero a buscarte.
Lee miro a su sobrino y en un susurro le dijo que estaba esperando al petirrojo.
No sé qué le habrá pasado, pero no ha vuelto a la jaula a la hora de volver a casa, y no sé como llamarlo, porque me he dado cuenta de que no le he puesto nombre.
 
Lee volvió a casa abatido, y esa noche fue tan larga como todo un invierno. Al día siguiente volvió al parque con la esperanza de que el pajarillo volviera, pero fue en vano. La jaula permaneció vacía, y todos se acercaban a él diciendo: ¡Qué mala suerte! ¿Cómo ha podido suceder? Deberías comprar otro en el mercado y así volverías a ser feliz. Pero Lee sabía que eso era imposible, y a todos les negaba con la cabeza mientras se encogía de hombros.
 
Una tarde cogió un papel y su pincel, y a la luz de una vela escribió:
 
Llegaste con las primeras lluvias
A llenar esta jaula vacía
 
Tu pecho era de cobre
El mío  era de barro
 
Todo fue un canto dulce
Desde que apareciste
El calor del verano era más llevadero
El frío del invierno era más soportable
 
Pero te fuiste un día con las primeras lluvias
Y dejaste otra vez esta jaula vacía
 
¿En qué jaula tu pecho?
¿Qué corazón cansado descansará en tu canto?
 
Ahora que estas lejos no sé cómo llamarte
Si algún día volvieras te llamaría “libre”
 
 
 Lee dejó el pincel sobre la mesa y enrolló el papel atándolo con una cinta.
 
 
A la mañana siguiente el viejo no esperó al té. Se vistió lo más rápido que pudo y fue hasta el taller.
Allí, en su lugar estaba la jaula con su puerta siempre abierta. Lee se acercó despacio y en su mano llevaba el pequeño poema que escribió la noche anterior. Desató el nudo de la cinta y colgó el poema en la puerta. Después volvió lentamente hacia su casa.
 
Al cuarto día, mientras Lee preparaba el arroz y la sopa para el almuerzo escucho voces que venían llamándole desde lejos.
Lee, Lee. ¡Sal!.  ¡Alégrate!  ¡Mira que suerte has tenido! Ha vuelto. Ha vuelto. Y no ha venido solo.
El viejo salió a la puerta con el ímpetu de los dieciocho años.
¿Qué pasa? Gritó nervioso ante tal algarabía.
De entre los compañeros del parque sobresalía una mano que asía en lo alto la jaula de bambú. Era Won que entre saltos y voces enseñaba la jaula.
Ha vuelto. Ha vuelto. Y no ha venido sólo.
Al llegar a su altura  Lee vio dos pequeños bultos con su mirada turbia dentro de la jaula.
El petirrojo de pecho cobrizo había vuelto y traía un regalo, otro pequeño petirrojo de pecho amarillo.
 
 
 
 
 
 
 
 

martes, 20 de agosto de 2013

AL LEER SUS POEMAS


 


 


 

Al leer sus poemas

me he empapado con gotas  indelebles

de tinta de otros tantos

poemas que leyeron

 

esa es la ley no escrita de la tinta

 

 

escribo mis poemas  - no lo oculto –

y sus versos perduran

presentes en sus sílabas

como almas que anidan en un limbo

de renglones quebrados

 

son gotas de su tinta entre mi tinta

que alguien rescatará de su envoltura

de elocuente silencio

aunque impregnen la cal

de lo no dicho

viernes, 16 de agosto de 2013


A VUELA PLUMA Y SIN PENSARLO MUCHO

 

Componer…

jodidamente estimulante

frustrante

inquietante

febril

adictivo

e  hiriente

 

extravagante y lúcido

 

en algunos casos

etílico e insomne

 

mas sobre todo

aliento en el desaliento de las contradicciones

búsqueda a ciegas que colorea las sombras

necesidad del  yo que habita con nosotros

verdad de la mentira

juego ebrio

con el que nos creemos

ser el pequeño dios de las pequeñas cosas

 

           componer…

 

la causa

de este vasto vacío irremediable

 

miércoles, 14 de agosto de 2013

Felices fiestas de Begoña para todos

lunes, 12 de agosto de 2013


A DÓNDE VOY?

 

Le pregunto a la lluvia que arrasa las cosechas

y anega los paraísos

que salta salpicando las escalinatas de mármol blanco

y deshace la arenisca

                  la que se filtra

hasta donde las raíces tienen sed

y se convierte en  pez en la boca abierta de los peces

 

a esa que moja mi cara con finas trasparencias

la que repiquetea en aceras y toldos

y se derrama

sobre los enloquecidos parabrisas que taladran la soledad

la que corre por los laberintos de latón

 

/arpa  que hipnotiza el pensamiento con garganta  líquida/

 

descorriendo su cortina miscelánea de amaneceres y  crepúsculos sobre el mar

sobre los montes y los páramos

sobre las amplias áreas vertebradas de cemento y ladrillo

 

a la lluvia

que acaricia el musgo con mano húmeda

y se posa

               sola gota

sobre el pétalo a punto de caer

         / vida y muerte/

azogada en el barro

 

a la que oigo miro y siento

a la que pienso        hoy  pregunto

¿a dónde voy  empapado el  aliento

calle abajo de esta vida

que quizá sea el sueño trascendente de la muerte?

cuando veo como corre y se pierde por las alcantarillas

formando un remolino

que se lleva flotando los desechos