Escrito en New York en una madrugada fría desde un ventanal de una habitación de hotel
Ella no se demora
avanza sobre la madrugada
a pesar de nosotros
vibra en sus raíles y en su asfalto
en su cielo azul plomo de cristal
en la continua luz de sus ojos fijos
que miran a ventanas
en las secas arterias de sus subterráneos
vibra y ruge con acento neumático
mientras se despereza estirando sus árboles
sus vértebras de vidrio y de cemento
expandiendo la luz del nuevo día
hacia el punto en que acaba y donde crece
la miro desde aquí desde el insomnio
de este ventanal
/ cuarto alquilado/
donde descubro en ella
una piadosa faz de lágrimas barridas por el viento
sé que me espera
con esa mezcla extraña de amor y de derribo
con ese resplandor de lujo de esmeralda
con esa carne abierta de ruido y desmesura
con ese palpitar de escombro y de suburbio
con esa cara y cruz de sus brazos desnudos
pero yo me demoro
tomo un café despacio
me adentro en la nostalgia de un sueño que he perdido
preparo mi ritual de cada día
y apagando la luz sin voz la digo
¡ya voy! ¡ ya voy!
¡ya estoy adentro!
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