el cielo
conspiró con tu partida
azul como
tus ojos
salpicado
del rojo del ocaso
serenamente
hundiéndose en una línea incierta
oscura
cárdena
la vida
conspiró con tu partida
como tu
pulso débil
rompiéndome el
reloj
serenamente
hundiéndose en las yemas avaras de mis dedos
y tus ojos
ya vueltos a la nada
ojos blancos
pañuelos
para una despedida que se agita en la mente
que se anuda
en mi respiración
que quisiera
ser tuya
Delicado homenaje que trasmite una despedida dura y serena. Bello poema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por el análisis y por la visita
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