miércoles, 13 de febrero de 2013


Sobre un lecho de arena son los años
los leales guardianes de aquel beso

y es ahora y después de seis mil lustros
que unas manos quizá
con un temblor sacrílego
han abierto la puerta de un  secreto

 un amor tan profundo que perduró en los huesos aún  intactos
sin nombres en su historia
(no hacen falta) sólo el cráneo
horadado descubre un hecho trágico
y un rumor de falanges que acarician
la cara descarnada nos descubre
la luz de la ternura

hueso a hueso
se posa la pasión que aún les embarga
en el silente lecho de la tierra
parece que quisieron
seguir surcando juntos
las aguas tenebrosas de la muerte

 

 

 

 

 

 

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