viernes, 14 de agosto de 2009

AL POETA DESCONOCIDO

Dicen que mi tatarabuelo vivía frente a la mar
y que temprano
a ella acudía para desayunarse brisas
que en la pleamar
cuando la playa era como un espejo de Sorolla
él paseaba en su orilla
leyéndola poemas de Aragón de Habitaciones
y que por ellos
se le escapaban lágrimas sinceras que a ella se unían

que otras veces
cuando la mar saltaba el murallón
a degustar el sabor de las farolas
en esos días grises y ventosos que el norte nos regala
él que era de tierra adentro
gustaba de acodarse sobre la balaustrada marinera recitando
poemas de Rosales de Hierro o de Huidobro
y ella agradecida
le devolvía una a una las lágrimas vertidas con su espuma

dicen
que ya el tiempo pautado
al ritmo cadencioso de versos y mareas
allá por el transcurso del siglo veintiuno
y habiendo recitado ante la mar
con la timbrada voz de sus poetas rotos
ella
conmovida de él y con su voz más ronca
le invitó a conocer sus secretos más húmedos
llevándole ola a ola hasta su noche
y que él aceptó gustosamente

por eso yo me asomo a este horizonte
con algún viejo libro entre las manos
que he vuelto a rescatar con pulso trémulo
quizá con la esperanza de que vuelva
y leo antiguas frases subrayadas
que me parecen nuevas
y ponen emoción en mi voz joven
al compás de la esencia de sus olas


por: Juan Carlos Gómez Rodríguez

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