Para mí hija Clara
Mientras veo pasar la vida de reojo
veo tu vida avanzar y a manos llenas
derramar corazón con cada asombro.
Y al encontrar en ti esa locura
que es amar, descubrir, sentir el aire,
se instala en mis latidos la ternura.
No hay mejor recompensa, no hay regalo
que pueda superar el sentimiento
que haces reverdecer en mí costado.
Y remueves recuerdos de otro tiempo,
cuando todo era nuevo, perfecto, luminoso,
y había en cada soplo un firmamento,
una forma de arder, de hervir el aire
con la sola intención de una mirada
que trasformara el potro de un instante.
No me puede gustar más !
ResponderEliminarGracias.
Maravilloso soneto, con protagonista especial. Se nota el sentimiento. (Soy prima de Mª Jesús S. Obeso).
ResponderEliminarSaludos cordiales