Harold Norse lo dijo en su poema
Todas las cosas, oh! monjes, arden
lo que esta vista alcanza y lo que no
y aún estos ojos
lo que estas manos cogen crean o acarician
y aún estas manos
lo que esta boca dicta nombra o besa
y aún esta boca
lo que estos pies descubren pisan o no hoyan
y aún también ellos
todos los yo tú él… nosotros
el pecho
altar del corazón
la mente
fuente del pensamiento
y los anhelos
los odios los amores
las creencias sus miedos sus certezas
las palabras los hechos sus nostalgias
la fama y lo real
lo sustantivo
la verdad “absoluta” y sus equívocos
todo arde y termina
se consume
como leña del tiempo en el espacio
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