viernes, 7 de octubre de 2011

Del poemario dedicado a mi padre VALENTÍN GÓMEZ : LA VOZ ENMUDECIDA



Y ahora
cuando nos decimos te quiero de hombre a hombre
sin vergüenza
es cuando es ofrecida esta bebida amarga
para abrirnos esta yaga de desolación
por eso quiero escribirte despacio
quedamente
que es como acariciarte
para querer zanjar ese tiempo perdido
que son los desencuentros
ese tiempo fugado a golpe de distancia
que gira
descubriendo al hombre
desnudo de todos sus encantos
de toda su impostura
de toda su retórica aprendida
a golpe de trabajo
del modo que supiste para sobrevivir

del personaje que quizá te ocultó
de mi mirada joven y que ahora
al paso de los años
he aprendido a traspasar para encontrarte

yo
el hijo de tu ejemplo y tu fatiga

cuando la puerta conscientemente está girando
como una veleta premonitoria
como una mano abierta en la última jugada
descarnado faro de verdad que nos obliga
a mirar fijamente
sin recelo por fin
la puerta que nos une definitivamente a un sentimiento
más fuerte que el destino
un sentimiento vivo en cada amanecer mientras yo sea
el dueño del legado de mi vida

un sentimiento puro
sólo por sí
desde la luz de la aceptación
desde el puente de piedra del respeto
y el aire respirable del amor

pero sabes la vida
se encuentra en ambos lados de la puerta
es sólo que se es de forma diferente
sólo que en este lado
estamos acuciados por un cuerpo
que nos dicta sus leyes más severas

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