Brillaba majestuosa al sol del Bósforo
entre dos continentes
ungida por la brisa con el óleo
untuoso del amor
como una cariátide que mira
extensa al horizonte
a derecha e izquierda las orillas
mostraban orgullosas siluetas
de mundos de cristal piedra y madera
vidas adivinadas al socaire
del ritmo de las olas
abigarrado al fondo el Cuerno de Oro
buscaba entre sus cúpulas y agujas
el beso carmesí del sol de ocaso
de perfil en la proa acariciaba
el lomo fascinante de la historia
no había en ello fin
sólo un momento
como polvo suspenso en el espacio
lágrima pura
que no termina nunca de caer
por: Juan Carlos Gómez Rodríguez
Lágrima luminosa
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