miércoles, 18 de marzo de 2009

LAS HUELLAS DEL OPROBIO

Las cuatro de la madrugada y no puedo dormir

como reptiles que se escurren de noche debajo de las sábanas
han entrado en mi casa para hollar su nobleza
a oscuras
por sorpresa

y han dejado un temblor en sus cajones
abiertos y vacíos
de las cosas que habían cobijado

y son bocas abiertas que desean
decirme la impresión del violador
de su mundo tranquilo
/él les dejó sobre la piel la huella
grosera y desalmada de su oprobio/

camino por la casa
entro en sus cuartos
y todo está en desorden
todo grita
con la voz marginal de la impotencia
y me resisto
revelo y me resisto
a devolver las cosas a su sitio
pues no quiero que ordenen su quejido
no quiero que se callen
que oculten su impotencia y su intemperie

me veo deambulando
haciendo un inventario
interno y exhaustivo
de sus puertas abiertas
de sus ventanas rotas

se han llevado algo más que ciertas cosas
algo más que dinero o que recuerdos

se han llevado con ellos
en sus garras
un aura que brillaba en su inocencia


por: Juan Carlos Gómez Rodríguez

4 comentarios:

  1. Que poca madre! Pinches ladrones! Se siente horrible que te roben, espero que sea tu imaginería y que no haya sucedido en realidad, abrazos

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  2. Ojala fuese imajinación. Sucedió de veras hermano. Ayer por la tarde al volver de ver a mis nietos me encotré así la casa. Una sensación del todo desagradable que a las cuatro de la amdrugada se tradujo en poema.
    Gracias por preocuparte.

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  3. ¡Cómo puede ser que me imagine algo con "J"!
    Perdón por la patada al diccionario

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  4. Tremenda putada, Juanca. El poema no tiene desperdicio.
    Ánimo y un abrazo.
    Yose

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