He vuelto a despertar
con el sabor salobre del amor
con el eclipse
del dulzor de su lengua
aún fundido en mi boca
y el velo que despliegan sus caricias
aliviando la piel
ha vuelto a amanecer
y su celeste aurora
ha venido a decirme
con su callada luz
que ella es el fresco musgo
que recubre la roca
que mora entre sus brazos
la brillante gacela
que es dueña de la hoguera
donde yo me libero
mar extensa
donde muero y resurjo
con la marea viva de su vientre
un nuevo amanecer escrito en el diario
cuando el alba es caricia de futuro
de ese sueño afiebrado de la noche
y el carnal laberinto del deseo
por: Juan Carlos Gómez Rodríguez
Sensaciones, sensaciones, sensaciones... todo el poema busca un resquicio por donde dejarlas escapar y liberarse. Precioso.
ResponderEliminarBesotes.
Yose
Me alegra que te guste Yose
ResponderEliminar.
ResponderEliminar"...donde muero y resurjo
con la marea viva de su vientre"
Hemoso, delicioso. La sensualidad está semivelada y a la vez elegante y desnuda...¿Cómo?
Saludos,
Ana Lucía
Gracias Ana por descubrir en mí poema esa elegante sensualidad. Creo que aunque a veces la poesia puede o debe ser cruda, directa, de denuncia , otras en cambio debe ser sinuosa, velada, sensualmente sugerente.
ResponderEliminarMe gusta saber que lo trasmito