En la hora de la zambra
la noche se enrosca en la cintura
ofreciendo su piel de luna llena
su armazón de reptil de la lujuria
hacia sus luces clandestinas
avanza la pasión
mientras caen ya marchitos
los laureles del día
resuenan las pisadas
como piel de tambor sobre los charcos
alguien de rostro oculto
quiere apurar el elixir furtivo
que la noche le ofrece
alguien de nombre oculto
va en busca de un aliento mercenario
y alquilará por horas la mentira
para después volver sobre sus pasos
a engominar su vida respetable
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