LAS CUATRO DE LA MADRUGADA Y NO PUEDO DORMIR
Como un reptil que se escurre en la noche debajo de las sábanas
han entrado en mi casa para hollar su nobleza
a oscuras
por sorpresa
y han dejado un temblor en sus cajones
abiertos y vacíos
de las cosas que habían cobijado
y son bocas abiertas que desean
decirme la impresión del violador
de su mundo tranquilo
/él les dejó sobre la piel la huella
grosera y desalmada de su oprobio/
camino por la casa
entro en sus cuartos
y todo está en desorden
todo grita
con la voz marginal de la impotencia
y me resisto
revelo y me resisto
a devolver las cosas a su sitio
pues no quiero que ordenen su quejido
no quiero que se callen
que oculten su impotencia y su intemperie
me veo deambulando
haciendo un inventario
interno y exhaustivo
de sus puertas abiertas
de sus ventanas rotas
se han llevado algo más que ciertas cosas
algo más que dinero o que recuerdos
se han llevado con ellos
en sus garras
el aura que brillaba en su inocencia
por: Juan Carlos Gómez Rodríguez
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