para María Souto
Dice el reloj que es tarde y me he pasado
el día trabajando
la espalda
tensa como el tirante
de un puente que cuelga del abismo
reclama mi atención
un poco de silencio no me iría nada mal
mascullo entre los dientes
cuando suena el teléfono
¡ahora no! déjalo una vez más para mañana…
tal vez
cuando regrese a casa
una mirada con ternura
sea bastante
para ablandar la piel
después de tantos años ella sabe
cómo lo puede hacer
con un baño de paz
quizá una copa
una conversación lenta y tranquila
el sol canicular de sus abrazos
y el leve contraluz de algún poema
por: Juan Carlos Gómez Rodríguez
Esa paz tan añorada como necesaria es la justa recompensa y buen cierre en el poema, tras sentir la tensión cotidiana del día a día en tus versos. Te felcito
ResponderEliminarUn abrazo
Lo acabo de escribir y responde a mi realidad de hoy. Estoy hecho polvo. Un día duro de trebajo, y cuando he terminado he escrito en un papel el borrador, despues , ya sabes, el orden del ordenador.
ResponderEliminarEs un hermoso poema, amigo Juanca, en el que todos podemos vernos reflejados.
ResponderEliminarSaludín
Yose
Si, todos tenemos esos momentos. Y el poema nació en uno de ellos.
ResponderEliminar